Todos podemos ser líderes
El liderazgo no lo define un cargo. Todos conocemos una persona a la cual admiramos, ya sea de nuestra familia, de nuestro entorno cercano o de la sociedad. La tenemos como un referente, un ejemplo, alguien aspiracional que resuena con nosotros. La admiramos por la influencia que ha tenido en nuestra forma de ser, de pensar, de actuar, sin embargo, la admiración que nos genera rara vez depende de su cargo.
Comúnmente pensamos que el líder es aquella persona, jefe o gobernante al cual vemos en un grado mayor de jerarquía que el nuestro, es aquel sujeto externo que da los lineamientos y directrices e incluso determina a voluntad el día a día de nuestras vidas. La realidad es que el liderazgo no se trata de una posición o un rol en el organigrama de una organización, es más bien la actitud que tomamos frente a las cosas que suceden y el aporte que hacemos para mejorar el entorno desde nuestro lugar.
Si bien cada uno de nosotros tenemos una cabeza visible ya sea en nuestro trabajo, en los centros de educación, incluso en la ciudad en la cual vivimos, también es cierto que en cada uno de esos espacios tenemos un amplio campo de acción para ser protagonistas. El liderazgo no es un título que nos darán cuando nos elijan como tal, más bien es el conjunto de prácticas cotidianas que nos llevan a ser un ejemplo e impactar positivamente a quienes nos rodean.
Yo también puedo ser líder desde mi posición. Podemos ser líderes desde el rol que desempeñamos, con nuestra gestión y comportamiento por más simple y rutinaria que sea nuestra labor desde el cargo más humilde hasta el de mayor renombre. La grandeza está en la forma en que lo ejecutamos con excelencia, con ética, responsabilidad y vocación de servicio, aun cuando nadie nos vigila. No solo por el hecho de esperar a cambio devengar un salario (lo cual es correcto), sino por la huella que puede tener nuestro trabajo en los demás, en las personas a las que atendemos, en nuestros clientes, en nuestros compañeros, en nuestra sociedad.
Liderar desde nuestro trabajo está plasmado en cómo cada una de nuestras acciones pueden influir e inspirar a las personas con las que nos relacionamos, por esto no es necesario tener un cargo de prestigio para ser un líder.
En situaciones de crisis los líderes resaltan. Vivimos en una época donde continuamente ocurren eventos impensados tanto en el trabajo como en la sociedad y cuando creemos que tenemos todo articulado llegan cambios imprevisibles. Sin embargo, ante estas situaciones a veces nos resulta más cómodo adoptar una actitud de queja, de crítica, y optamos por quedarnos en el papel de víctima que tomar acción y empezar a hacer cambios que están a nuestro alcance.
Debemos comenzar a transformar nuestro pensamiento ante las nuevas circunstancias dado que una experiencia por más difícil que parezca se convierte en una oportunidad, es en los momentos de crisis donde los líderes resaltan. Las situaciones complejas se convierten en el escenario idóneo para proponer, para hacer las cosas de manera diferente, para aportar, para tener iniciativa, para ser innovador. Los eventos complejos son la ventana para ser un líder sin importar nuestro papel, planteando soluciones a los retos, que para los demás no son evidentes.
El liderazgo comienza con uno mismo. Para ser líder e influir en los demás primero debemos ser líderes de nuestra propia vida, debemos construir unas bases sólidas como ser individual. Esto implica tener objetivos claros alineados con nuestros propósitos personales para lo cual la disciplina es un factor fundamental, significa hacer lo que sabemos que es necesario para cumplir nuestras metas a pesar “de”.
El crecimiento como persona y como líder es el resultado de pequeños hábitos constantes, por tal razón el bienestar físico y emocional cobran relevancia. Así mismo, es necesario prestar especial atención a nuestras relaciones personales y laborales puesto que un entorno agradable genera lazos de confianza con las personas que nos rodean, contribuyendo al desarrollo de nuestro liderazgo y el de los demás.
Por último, debemos cuidar la forma como nos hablamos ya que la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos, como juzgamos nuestras acciones y nuestros errores, incide en la forma como nos ven y en cómo nos relacionamos con los demás. Ser líder no solo es corregir las equivocaciones, significa también celebrar los pequeños logros comenzando por nosotros mismos.
Si pueden profundizar en temas relacionados con liderazgo, les recomiendo el libro El líder que no tenía cargo de Robin Sharma.