En materia económica, la pandemia está dejando al mundo peor de como estaba antes de ella. La brecha entre naciones ricas y pobres aumentó, en la misma medida en que lo hizo la brecha en las estrategias de vacunación de unos y otros. En Estados Unidos, China, Rusia y algunos países europeos, ya casi están a punto de alcanzar la inmunidad de rebaño, o la alcanzaron ya, tienen dosis de sobra, compraron por millones las vacunas y la gente disfruta por estos días las vacaciones de verano.
Mientras en las economías de ingresos medios y bajos y, en especial en Latinoamérica y en India, el panorama empeora: escasean las vacunas, se ha inmunizado apenas al 10 por ciento de la población, las tasas de contagio y mortalidad aumentan y se viven nuevos picos de la pandemia. Ya la mayoría de los países de altos ingresos lograron la “inmunidad de rebaño”, mientras Latinoamérica (Colombia incluida) constituye la región más atrasada. La cifra es escalofriante. Con menos del 5 por ciento de la población mundial, Latinoamérica registra una tercera parte de los muertos por Covid en el mundo.
Y así mismo van las economías. La pandemia dejó en ruina a la mayoría de los países y los organismos financieros internacionales recomiendan hacer ajustes fiscales (es decir, reformas tributarias) para pagar los costos. El BID pidió en febrero a los países miembros - durante la asamblea anual celebrada en Barranquilla - hacer reformas fiscales. En el caso colombiano, muchos expertos coinciden en que se necesita y la baja nota que han colocado dos calificadoras de riesgo así lo demuestran. Pero ya vimos que es políticamente inoportuna.
Latinoamérica es la región del mundo que afrontó de peor manera la pandemia. Tal vez solo superada por India. Mientras el primer mundo ya prácticamente declara la victoria sobre la Covid, con más de la mitad de su población vacunada y dosis de sobra en stock, los países de América Latina viven su peor momento. Incluso en regiones más pobres, como el centro y el sur de África, la pandemia no ha golpeado tan fuerte.
¿Cómo explicar el fracaso latinoamericano en el control de la pandemia? Allí juegan varios factores. Tal vez el más influyente es la alta tasa de informalidad en nuestras economías. Millones de personas que tienen que salir a diario a rebuscar un ingreso, que en algunos casos llega a ser de apenas 3 dólares al día. Las medidas de aislamiento tuvieron un alcance limitado. Es mucha gente en la calle todos los días, sea en los mercados informales o en las protestas ciudadanas.
Otro factor es la debilidad institucional para combatir la pandemia. Sistemas de salud precarios, de poca cobertura, y gobiernos que no fueron capaces o no tuvieron los recursos para comprar vacunas en cantidad suficiente, adquirirlas a tiempo y ejecutar con eficiencia la operación de vacunar a la población.
Las estrategias de vacunación marchan muy lentamente. Un informe de la Universidad Nacional revela que, aunque en las últimas semanas se ha alcanzado un buen ritmo de vacunación – con un promedio de 300.000 dosis diarias– para cumplir la meta de 34.234.649 de colombianos inmunizados a finales de 2021 –lo que equivaldría a más de 68 millones de dosis–, faltaría aplicar unas 55 millones de dosis. Hasta el momento se han vacunado alrededor de 11 millones de personas; 6 millones con el esquema completo y 5 millones con la primera dosis. Es decir, hasta hoy, se ha inmunizado apenas al 10 por ciento de la población y la meta de todos los países es inmunizar al 70 por ciento, para lograr la llamada inmunidad de rebaño.
Las diferentes vacunas están llegando a cuentagotas, el mecanismo Covax no funcionó como se había previsto, y los países más ricos acapararon la mayor cantidad de vacunas.
Y un dato muy alarmante: Mientras los países más ricos, como Estados Unidos, Japón y los europeos destinaron el 18 % del PIB para ayudas fiscales a la población afectada por la pandemia, el promedio latinoamericano fue del 8,5% del PIB. En el caso de Colombia, ese gasto ha sido hasta ahora del 4,1 por ciento del PIB. Y en México ni siquiera el 1 por ciento en ayudas para la población.
Se han aplicado un poco más mil millones de vacunas en 207 países. Lo más preocupante es que “en la vacunación se reflejan las inequidades y brechas entre las economías ricas y las pobres”. Según el Banco Mundial, los países con "bajos ingresos" solo administraron un 0,2 por ciento de las dosis, mientras que los países de altos ingresos inyectaron el 47 por ciento de las dosis, aunque su población representa el 16 por ciento del total de la humanidad.
El desafío es producir este año al menos 10.000 millones de dosis y hay discusión entre expertos acerca de si eso es posible o no. Se dice que hay capacidad de producción no utilizada por parte de la industria farmacéutica, pero la realidad es que en la fabricación se han presentado cuellos de botella en la cadena de suministros. Las farmacéuticas están produciendo actualmente 15 millones de vacunas diarias, pero lo ideal sería que produjeran 60 millones diarias.