En un sistema competitivo como el que vivimos, nuevos términos y conceptos nacen para quedar incluidos en nuestro léxico comercial. Algunos por la estructura fonética que estimulan la pronunciación, otros por el fundamento técnico y científico que envuelven. En los últimos años, el concepto de “eficiencia energética” ha generado expectativas y espacios de discusión sobre si el término es moda o una definición de la estructura intrínseca de la tecnología.
¿Qué conocemos como eficiencia energética? Es la práctica que tiene como objetivo reducir el consumo de energía, optimizar los proceso productivos utilizando menor energía, en otras palabras producir más con menos.
Según estudio realizado por la universidad de Stanford en 2014, el 30% de los servidores en los centros de datos tienen capacidad subutilizada, lo que significa que la introducción de nuevas tecnologías en datacenter han aumentado, considerablemente el consumo total de energía.”, Este ritmo acelerado en la fabricación de tecnología indirectamente ha comprometido a la industria a renovar constantemente su plataforma de TI, ayer hablábamos de Wi-Fi, hoy hablamos de Li-Fi. Hace unos años se construían cuartos de comunicaciones, hoy se construyen centros y granjas de procesamiento con una mayor capacidad y consumo. La necesidad de las empresas de usar tecnología supera la oferta, se incrementa el uso y consumo, se gasta más con el argumento de producir más, esto ha creado ineficiencias en la implementación de la tecnología, distorsionando el aprovechamiento del recurso y el modelo de capacidad energética.
El fenómeno se puede reescribir si se implementan las metodologías necesarias en la decisión y compra de una solución, el diseño, la tecnología, la operación y el mantenimiento sostenible, involucrando a la organización en un plan activo proyectado en el tiempo, es la puerta para que la tecnología y practicas sostenibles puedan ser fundamental en el corazón de las empresas y organizaciones, (La Información).
El cambio climático y los daños ambientales producto de la fabricación masiva de componentes han generado preocupación en los entes gubernamentales y regulatorios sobre el uso, consumo y producción de energía. Edificios eficientes, uso inteligente de la energía, normatividad que promueve el uso racional y una economía consiente del cambio climático puede crear el escenario para implementar proyectos de energías alternativas y eficiencia en el uso de los recursos naturales, lo cual constituye en la apuesta del futuro y la implementación en la industria de la energía Inteligente.
Los próximos años la “eficiencia energética” será parte del código ético de las empresas, la prestación del servicio y el despliegue de soluciones tecnológicas estará impulsado por la innovación de los productos, la demanda de buenas prácticas impulsara la industria y la economía a estandarizar sus proceso, alinear la tecnología en favor de la productividad (ahorro) y conservación del medio ambiente.